martes, 9 de abril de 2013

28 PROVA QUE VALENCIÀ I CATALÀ SON DISTINTS

La denominación unánime de "lengua valenciana" frente a la de "lemosina" o "catalana"





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LA DENOMINACIÓN UNÁNIME DE “LENGUA VALENCIANA” DESDE EL SIGLO XIV FRENTE A LA DE “LEMOSINA” O “CATALANA”
¿Cuántas veces hemos oído decir que los valencianos hablamos catalán porque en 1238, cuando Jaime I conquistó el Reino moro de Valencia nos trajo el catalán a través de sus huestes catalanas que colonizaron nuestro territorio?
Mientras la lengua valenciana recibió como única denominación onomástica la de “lengua Valenciana”, la catalana, por contra tuvo que sufrir hasta el mismo siglo XIX que le recordaran su origen provenzal o francés con la denominación onomástica de “lemosín” o “lemosina”.

En los albores de la nueva cristiandad, a la lengua valenciana se le conocía de diversas maneras antes de aceptarse de manera unánime como “valenciana” pero en ninguna de estas acepciones se vislumbraba, ni por asomo, cualquier vinculación con la lengua catalana como así le pasó a esta con la provenzal o lemosín.
“Romanç”, “romanesc”, “romancium” “llengua vulgar”, ”llengua plana” han sido diferentes referencias al mozárabe valenciano hablado desde el siglo IX no sólo entre la población cristiana bajo el dominio musulmán en el reino moro de Valencia sino entre su clase dirigente. Hemos visto muchos documentos con este tipo de referencias, incluído el más importante, Els Furs, ley de leyes dada por Jaime I al pueblo valenciano en su propia lengua ya que advirtió que la versión en latín no era conocida por la sociedad de su nuevo reino.  Por ello ordeno su traducción “et redigerunt in linguam planam legaliter atque romanam”;"los jutges en romanç diguen les sentencies...", "Metges axi fisichs com cirurgians les receptes que ditaran hajen a dictar en romanç declarant lo nom de les herbes en lur nom comu, e vulgar". 

Como hemos visto en las diferentes pruebas anteriores, el Reino de Valencia, primero moro y desde 1238 cristiano, llevaba una centenaria ventaja a los condados  “catalanes” de la Marca Hispánica carolingia bajo soberanía francesa hasta 1258, año en que Francia cede lo que luego sería Cataluña a la Corona de Aragón.  Pero esa diferencia temporal que se mide en dos o tres siglos lo fue en todos los ámbitos, no sólo en el cultural, donde la diferencia se agranda hasta lo inalcanzable pues la renombrada “Renaixença” catalana del siglo XIX no sólo distaría del esplendor   literario valenciano en 4oo años sino que la categoría de Siglo de Oro que tuvo la literatura valenciana nunca fue alcanzada por el mejor momento cultural catalán.
Desde entonces, todos los autores clásicos valencianos llamaron “valenciana” a nuestra lengua mientras, como os digo, el catalán, no sólo tardó en manifestarse y estructurarse como tal sino que sufrió hasta bien hace poco su confusión onomástica o denominativa con el lemosín francés.


Próximos ya en fechas, a la nueva conmemoración del aniversario del importantísimo “Compromiso de Caspe” en que el Reino de Valencia marcaría el futuro de la emergente nación española mediante la unión  de todos sus reinos vale la pena recordar el acta de dicho acontecimiento en la que literalmente podemos leer “...Consimilem literam idem domini depurati expedire mandrunt, in ydiomate valentino, parlamento generali Regni Valentiae”. Acta notarial del 6 de Juny de 1412 sobre el Compromís de Casp. Citada pot Salvador Faus i Sabater en: “Recopilació històrica sobre la denominació llengua valenciana”, pàg. 29; Valéncia, 1994.

El “Ydiomate valentino”  referido en latín en tan importantes documentos no deja lugar a dudas sobre la oficialidad de la denominación de “Idioma Valenciano”. Frente a este revelador texto encontramos otro no menos clarificador  que el filólogo del siglo XX, Costa, J. en su informe “La desqualificació”, 1995, trae a colación sobre la denominación histórica de la lengua catalana. Este texto, de 1.477 dice literalmente En llemosi (catalán) estava escrita tambe una Biblia d’un tal Llagostera, de la qual, en 1477,vullgueren en Valencia traure una Biblia impresa , “e perque havia gran treball en mudar los vocables llimosins (catalanes) a la llengua valenciana, cessà de fer dita coreccio”.

Vemos, pues, que en pleno siglo XV no sólo diferenciaba la denominación del valenciano con el catalán, denominado lemosín por su origen provenzal francés con el nombre de la localidad francesa de Limoges, sino que como podemos comprobar, cuando intentaron traducir del “lemosín” “a la llengua valenciana” renunciaron a hacer dicha traducción por el gran trabajo que suponía traducir (“mudar”) los vocablos de ambas lenguas.

Y ejemplos como estos podemos seguir viendo y estudiando pero la edición de su recopilación puede hacerse interminable, tan interminable como el número de valencianos que sentimos la lengua valenciana como algo propio, innegociable, no sujeto a manipulaciones políticas. Una lengua que es mucho más para nosotros, es donde reside el alma de esta tierra a lo largo de cientos de años, de siglos de convivencia y crisol de una gran cultura.

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