martes, 26 de marzo de 2013

22 PROVA QUE VALENCIÀ I CATALÀ SON DISTINTS

PRUEBA Nº 22.- Los pecados del sexo y de esclavitud en la conquista de Valencia



PRUEBA Nº 22 CONTRA LA MENTIRA DE QUE EL VALENCIANO PROVIENE DEL CATALÁN.

LOS “CATALANES” QUE PARTICIPARON EN LA CONQUISTA DE VALENCIA, FORZADOS POR BULA PAPAL PAPA PARA EXPIAR SUS PECADOS DE SEXO Y COMERCIO CON MUSULMANES

¿Cuántas veces hemos oído decir que los valencianos hablamos catalán porque en 1238, cuando Jaime I conquistó el Reino moro de Valencia nos trajo el catalán a través de sus huestes catalanas que colonizaron nuestro territorio?

 Mis queridos amigos catalanes, que no llegan a asumir que gran parte de los argumentos que aporto como pruebas para desmontar la gran mentira de la conquista “catalana” de Valencia son datos fidedignos con sus correspondientes reseñas, me envían todo tipo de científicos insultos que  no hacen otra cosa que confirmarme que voy por buen camino.

Por buen camino hacia "la millor terra e la pus bella del mon… e no ha vui dejus Deu tan delitós llogar com es la ciutat de Valencia "e tot aquell Regne" le exhortaban a Jaime I, tal como lo veíamos en la prueba número 21, los nobles aragoneses para iniciar la reconquista del Reino moro de Valencia, una aventura a la que el rey no se quiso encomendar sin tener toda la baraja en su mano y sabiendo a ciencia cierta con cuantas fuerzas contaba para una  cruzada de estas dimensiones. Esto lo digo a colación de que muchos creen que Jaime I armó un ejército con cierta facilidad, pero no fue así. Los condados “catalanes” de los que él era Conde y el Rey de Francia el soberano, se resistieron a participar en la conquista sabedores de dos cosas: La primera era, sin duda, la primacía de ser una empresa abrumadoramente aragonesa (cosa que niegan los catalanistas) y la segunda, porque el Rey no buscaba una conquista a rapiña y muerte donde los nobles participantes camparían a su capricho en el  nuevo reino, sino que lo planteó como una verdadera cruzada respetando las instituciones originales de un Reino de Valencia al que quería como feudatario bajo un régimen foral. Como así fue.

Como veíamos en el capítulo anterior, y nos confirmaba  el catedrático de historia y reputado arabista, Leopoldo Peñarroja, en su estudio “Valencia 1238: mito y realidad” , el Reino de Valencia a conquistar tenía perfectamente definido un "perfil histórico propio", un "cristianismo autóctono" que, además de sostener el culto en distintos templos es el único elemento que explica la transmisión de ciertas instituciones propias del derecho valenciano; y  por último, "un habla románica nativa", en competencia con el árabe dialectal valenciano, que era  la lengua valenciana, el “romanç valencià” que se encontrarían los conquistadores como habla popular a su llegada al Reino de  Valencia.

Al plantearse Jaime I respetar estas instituciones en el “repartiment” del Reino de Valencia entre los nobles que les pudieran seguir, ello limitaba y mermaba el poder de los conquistadores que verían limitadas sus ambiciones por un derecho preexistente. Y, como os digo, especialmente los nobles de los condados de la Marca Hispánica fueron reacio a seguir a Jaime I. De hecho, y tal como apunta el Catedrático de Historia, el medievalista Antonio Ubieto Arteta,  “en Las Cortes de Monzón - octubre 1236- para tratar sobre la conquista de Valencia, de los catalanes sólo asisten los concejos de Lérida y Tortosa”. Recordemos que el prestigioso medievalista aragonés ya nos había aportado pruebas anteriores, especialmente en su estudio de los “Orígenes del Reino de Valencia”, donde detalla minuciosamente cuales fueron las composiciones de las tropas que acompañaron al Jaime I en su conquista de las tierras valencianas. Confirma que sólo “un 2%” de las susodichas tropas procedían de la Marca Hispánica, lo que posteriormente se conoció como Cataluña y que para entonces aún no existía la unidad de lo que hoy es Cataluña”. 

Ubieto Arteta achaca también a los nobles “catalanes” de la Marca Hispánica que por entonces seguían bajo soberanía francesa, el que estos carecieran de un auténtico espíritu de “reconquista” habida cuenta de que los condados no lindaban directamente con territorio moro, sino que entre la Marca Hispánica y el Reino Moro de Valencia existía una franja conquistada por Aragón constituida por todas las tierras de del Sur de rio Ebro (*).

Como sostiene el Catedrático  Ubieto Arteta, “las partes integrantes de la "Corona de Aragón" se comprometieron en Las Cortes de Monzón a realizar la "Cruzada" para conquistar el reino musulmán de Valencia. Todos los asistentes se juramentaron para llevarla a la práctica; pero no todos cumplieron su compromiso. De los catalanes sólo cumplieron el 36%, de los aragoneses el 86%, por lo que la conquista valenciana se convirtió en una empresa de la nobleza aragonesa. Tanto es así que D. Jaime I cuando habla de los nobles que le ayudaron relaciona 20 aragoneses y 3 catalanes”.

Con los Concejos ocurrió lo mismo. Votaron la mayor parte de los aragoneses y únicamente Lérida y Tortosa, entre los “catalanes”, pero cuando tuvieron que intervenir, en abril de 1237, sólo Zaragoza, Teruel y Daroca, dieron la cara.

El espíritu de Aragón y Cataluña era muy distinto ya en plena Edad Media. Aragón, como dejamos dicho, se forma a base de dos siglos de luchas y el reino de Valencia era la continuación de una empresa secular. En Cataluña, sin embargo, el espíritu de reconquista era por completo extraño. Difícilmente se encuentran empresas reconquistadoras a la largo de toda la historia catalana.

Carentes los catalanes de este espíritu reconquistador, para convencerlos que acudan a la "Cruzada", Jaime I recurre al Papa Gregorio IX para que extienda unas bulas, por las que el Santo Padre, promete a los nobles catalanes “el perdón, si acuden a liberar Valencia, a todos los incursos en excomunión, que eran muchos: por tener más de una mujer, por haber comerciado con musulmanes... “, lo cual explica la tardía colaboración de barceloneses y tortosinos.

Por ello Ubieto fundamenta la escasa presencia de “catalanes” no sólo en la conquista sino, con posterioridad, en el asentamiento de nuestras tierras en un número que oscilará entre el 4 o el 5 %.
“No hay que olvidar nunca – sostiene Ubieto- que si vienen algunos catalanes y más, muchísimos más, aragoneses, el conjunto apenas influyó en la demografía valenciana, pues la suma de ambos intervinientes en la conquista y repoblación de Valencia en el siglo XIII, no aumentó la población autóctona coetánea un 5% redondeando por arriba”.

Hay un dato que nos aporta Ubieto que resulta especialmente esclarecedor e impactante: “Precisamente, -dice- los núcleos de población sometidos a los Fueros de Aragón, están generalmente en tierras de habla valenciana, tanto en la costa como en el interior; y en el caso de los pocos catalanes pasa precisamente al contrario”. En efecto, resultaría que precisamente donde se produjo el “avehinament” de los pocos “catalanes que participaron en la conquista del Reino de Valencia, en la actualidad se habla castellano, mientras que en los asentamientos Aragoneses se mantiene el habla valenciana vernácula que se encontraron los conquistadores.

Y termino este capítulo o prueba nº 22 con una frase , también literal, de D. Antonio Ubieto que era perfectamente conocedor de la terrible manipulación y mentira que se cernía sobre la historia e identidad de los valencianos y,  pese a su entusiasta aragonesismo, nos advertía en el I Congrès de la Llengua Valenciana con estas palabras: “ Distinguidos amigos: la Historia es muy tozuda y siempre responde, y cuanto más quieran manipularla, mayor será el ridículo que corran, no obstante no hay que confiarse, pues los documentos pueden desaparecer o suplantarse, como ya ha ocurrido en alguna ocasión y no hay que pensar que todos son tan escrupulosos, por emplear una expresión suave, como nosotros”.

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